lunes, 31 de enero de 2011

Puertorriqueños para no olvidar

Perfiles de dos puertorriqueños cuyas ejecutorias merecen no olvidarse

Si la memoria de los pueblos es tan corta que olvidan rápidamente a las figuras rectoras de sus destinos (quienes vivimos la época de Muñoz Marín nos sorprendemos del desconocimiento que de su persona tienen ya más de dos generaciones), ¿cuánto menos recordarán a aquéllos que no ocuparon posiciones estelares?

Santiago Polanco Abreu fue uno de esos. Aunque importante –Representante a la Cámara por Aguadilla-Isabela, llegó a presidir ese cuerpo; fue Comisionado Residente en Washington y candidato a la gobernación del país- su contribución política se llevó a cabo como miembro del equipo del Partido Popular Democrático bajo Luis Muñoz Marín. El rescate de su vida y sus ejecutorias políticas en este volumen de la serie que sobre el período transformativo del siglo XX edita la Universidad Interamericana ayuda a esclarecer los perfiles de un momento de gran creatividad política, como lo caracteriza en su ensayo el historiador Luis Agrait.

Hay mucha información aquí. La entrevista que le hace Héctor Luis Acevedo a Viola Orsini, viuda de Polanco Abreu, establece los perfiles salientes de su vida; en otro artículo, el propio Acevedo le presta contexto al momento en que fue Comisionado Residente (y señala una condición que ha transformado las reglas del juego de nuestra relación con los Estados Unidos: la creciente federalización del país entero). Luis González Vales, Historiador de Puerto Rico, ofrece los pormenores de la carrera legislativa de Polanco Abreu y Néstor Duprey, con José Luis Colón, indagan en sus incidencias parlamentarias, como su defensa de la creación de la WIPR o de la Administración de Terrenos. (En las palabras de Polanco en torno a la resolución que reaccionaba a la promesa de Eisenhower de concederle a Puerto Rico la independencia si así lo pedía, se perciben los malabarismos verbales –y mentales- con los que los populares resistían en esa época una mayor libertad política para la Isla).

En otro ensayo, José Luis Colón puntualiza el enfrentamiento entre Polanco Abreu y Jorge Font Saldaña en el 1963 por la presidencia de la Cámara, lucha en que triunfó Polanco, a diferencia de lo que sucedería cinco años después, cuando fracasó su candidatura a la gobernación frente a la de Luis Negrón López.

Pero si algún ensayo aporta perfiles nuevos al panorama histórico-político puertorriqueño del siglo XX es el de Néstor Duprey, “Viajes por un campo de guerra: Santiago Polanco Abreu y la izquierda democrática latinoamericana”, que ofrece una trayectoria de las relaciones del gobierno de Muñoz Marín con esa corriente ideológica. Se ha hablado mucho de los vínculos de “el Vate” con José Figueres de Costa Rica y Rómulo Betancourt de Venezuela, además de mencionarse su oposición a dictadores como Trujillo y Batista. Aquí se encuentran los pormenores de esas relaciones y oposiciones, que incluyen el establecimiento en Costa Rica de un Instituto de Educación Política (sufragado en parte por la CIA). Aquí también están los detalles de las relaciones de Muñoz con líderes moderados de la triunfante Revolución Cubana como Rufo López Fresquet, Felipe Pazos y Manuel Ray. En varias ocasiones, Muñoz invitó a los líderes cubanos a que visitaran nuestra Isla para ver el modelo de una revolución pacífica.

Bien editado, con numerosas fotografías y una sección nutrida de documentos primarios, este libro constituye un aporte a la historiografía puertorriqueña del siglo XX.


un gran músico puertorriqueño

Si poco se conoce, en general, de las vidas de nuestros políticos, menos aún se conocen las de nuestros artistas. La biografía de un gran músico y un gran pianista puertorriqueño, Jesús María Sanromá, escrita por Alberto Hernández, ilumina el panorama musical del siglo XX en nuestro país.

El autor es un investigador puertorriqueño, director de la biblioteca del Centro de Estudios Puertorriqueños en Nueva York y pianista él mismo. Su libro provee una visión a la vez amplia y detallada de la carrera del maestro. Quizás más que ningún otro concertista puertorriqueño, Sanromá (1902-1988) logró una fama sólida no sólo en los Estados Unidos sino también en Europa, donde residió por temporadas. Su virtuosismo y su versatilidad lo hicieron destacarse entre los músicos de su tiempo y su repertorio le dio amplia cabida a las piezas musicales de sus contemporáneos (Stravinsky, Villa-Lobos, Shostakovich, Prokofiev, Manuel de Falla y Gershwin, entre otros). A nuestra Isla regresó en 1951, y estuvo vinculado a la UPR, donde llevó a cabo varias iniciativas que enriquecieron la vida musical del país.

Interesa especialmente lo ameno del recuento, que incluye la entrañable vida familiar del virtuoso, comprobable en las numerosas cartas cursadas entre él y su familia cuando partió hacia Boston en 1917 con una ayuda legislativa auspiciada por el gobernador Yager para estudiar en el New England Conservatory of Music. Su familia, que hizo múltiples sacrificios por la carrera de su “niño prodigio”, lo siguió. El libro también da cuenta de sus años como pianista oficial de la Boston Symphony Orchestra a partir de 1924 y revela, además, el carácter afable y llano del biografiado.

Hay detalles curiosos, como la relación entre la familia Sanromá y Pedro Albizu Campos, que se encontraba en Boston en 1917 e invitó a la familia a una reunión en una iglesia católica de Cambridge con la intención de que todos atendieran a su vida espiritual y cooperaran con los latinos que necesitaran su ayuda.

El libro tiene un índice, un apéndice que enumera las piezas del repertorio orquestal de Sanromá y otro que da noticia de sus grabaciones.


Noticia de Carmen Dolores Hernández para La Revista de EL NUEVO DIA del domingo 23 de enero de 2011, p. 5

VENCEREMOS: recobro de ML King Jr

Vidas ejemplares: una biografía que relata los difíciles procesos por los cuales se logró implantar en EE.UU. la legislación en pro de los derechos civiles


Resulta impensable el hecho de que hace unos sesenta años las trabas que se les imponían a los negros para ejercer el voto en los Estados Unidos frecuentemente impedían que lo hicieran. No podían ir a las mismas escuelas y universidades de los blancos ni sentarse en los mismos restaurantes ni mezclarse con ellos en los autobuses u otros medios de transportación pública. ¿Qué ocurrió para que cambiara la situación tan dramáticamente que hoy es un negro quien ocupa la presidencia de la nación? Ocurrió que un pueblo entero se levantó y exigió los derechos que le garantizaba la Constitución del país. Ocurrió que ese pueblo se unió para hacerlo, inspirado por las palabras, las acciones y el ejemplo de líderes carismáticos que le indicaron el camino a seguir.

Hubo una bifurcación en ese camino: hubo dos modelos contrastantes. Uno, el de Malcolm X, (1925-65) abogaba por la violencia y la confrontación. A diferencia de los esfuerzos del movimiento de derechos civiles de buscar la integración, su gestión –como miembro de la “Nación de Islam” y después- afirmaba la supremacía negra y exigía una segregación para preservar tal supremacía. El camino de Martin Luther King (1929-1968) fue diferente. Se fundamentó en la convicción de que la estrategia más eficaz era la no violencia. El joven ministro bautista había estudiado las ideas de Gandhi (estuvo en la India en 1959, no como turista sino como “peregrino”) y las había asimilado hasta el punto de que fueron el norte de su actividad pública.

La suya fue una estrategia paciente: su éxito ha oscurecido, hasta cierto punto, la incertidumbre de las etapas anteriores. Cada una de ellas se llevó a cabo con dificultad: el líder soportó ataques contra sí y contra su familia e incluso la cárcel en varias ocasiones. Sus magistrales discursos lo convirtieron pronto en una figura pública reconocida a nivel nacional e internacional (obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1964). En ellos subrayaba la importancia de la resistencia pacífica, de la no violencia y también de la desobediencia civil, que implica no acatar leyes injustas ni cooperar con un sistema que lo es, desafiando así su legitimidad.

De este libro, cuyo mayor mérito es citar extensamente las palabras -que nos hablan aún- del mismo Martin Luther King, se desprende cuán paciente y pensada fue la estrategia puesta en marcha por el líder. Todas las protestas colectivas se planificaban y organizaban minuciosamente. Las acciones se medían, al igual que sus posibles resultados, y existía un plan de contingencia para cada posibilidad. Y se iban ganando –en los tribunales- las batallas: primero la integración educativa (en el caso Brown V. Board of Education del 1954, poco antes de que King empezara su activismo); luego la integración de los medios de transporte tras el famoso incidente de Rosa Parks en Montgomery, que provocó el establecimiento de la Montgomery Improvement Association, presidida por King. Este organizó el boicot a los medios de transportación que estaban en manos de blancos.

En 1956 tanto el tribunal federal de distrito de Alabama como el Tribunal Supremo de la nación declararon inconstitucional la segregación en los autobuses. Finalmente se consiguió la integración de los restaurantes y otros lugares de comidas y la eliminación de las trabas que impedían el acceso al voto de los negros. La gran marcha sobre Washington en 1963, orquestada por la Southern Christian Leadership Conference (SCLC), que encabezaba King con otros ministros protestantes, concientizó al país de cuál era la situación de los negros y cuáles sus reclamos.

En sus libros, en sus sermones, en sus discursos, King iba estableciendo las pautas de pensamiento y de acción que animaron tales logros. “…La resistencia no violenta… anula no sólo las violencias físicas externas, sino también las violencias internas del espíritu…”; “Toda la humanidad está implicada en un mismo proceso, y todos los hombres son hermanos hasta el punto de que si yo injurio a mi hermano, independientemente de lo que él me haya hecho, en esa misma medida me estoy injuriando a mí mismo…”. Así hablaba Martin Luther King.

El libro nos depara varias sorpresas. Una es la presencia de una delegación del Colegio de Abogados de Puerto Rico en la célebre marcha a Washington del 28 de agosto de 1963 donde King pronunció su célebre discurso “I Have a Dream”. Otra es la noticia de que King estuvo en Puerto Rico en dos ocasiones: 1962 y 1965. Aquí habló abiertamente contra la guerra de Vietnam, que consideraba injusta. Esa posición marcó la ampliación de su lucha hacia toda causa injusta, más allá de los derechos de los negros.

Fue esta última posición de King contra una guerra cada vez más impopular lo que, unido a su ejecutoria anterior, probablemente ocasionó su muerte violenta a manos de un asesino (o muchos) cuyas motivaciones no se han podido esclarecer hasta el día de hoy. Existen –el libro las documenta- varias teorías acerca de una posible conspiración del FBI en el asesinato perpetrado el 4 de abril de 1968.

Se incluye, en este volumen, una cronología completa de la vida de King y de los principales acontecimientos relativos a los derechos civiles acontecidos durante ella. Y también se incluye una abundancia de fotos.

Noticia de Carmen Dolores Hernández para La Revista de EL NUEVO DIA del domingo 23 de enero de 2011

La emancipación de las letras

Con más fuerza que nunca el libro electrónico gana su espacio entre los lectores, aunque aún la oferta en español se mantiene limitada

Cualquier culebrón de moda no tendría nada que envidiarle a la escena. Un hombre abrazado a un libro, olfateando como poseso la tinta y el papel. A su lado, una mujer llorando (o seamos precisos, “arremillándose” como dicen en el campo) mientras observa con desespero los carteles que anuncian el fin de una era: ¡Morirá el libro! Devastador. Ahora, dejemos el drama a un lado y entremos en materia. La aparición durante la última década del libro electrónico y el saldo de la llamada revolución digital en industrias como los medios de comunicación impresos y otro tipo de publicaciones, han provocado una cantidad de proyecciones en torno al futuro del libro que van desde la pesca de nuevos lectores hasta la muerte lenta y dolorosa del libro en papel. Para muestra, basta echar un vistazo a la industria musical, la primera en experimentar esta sacudida, para darse cuenta de que, aunque puede que haya mucho que temer en términos económicos, la escritura en todas sus manifestaciones no será exterminada por nada. La música se sigue escuchando, en nuevos formatos, los periódicos se siguen leyendo en sus versiones Web y con un público fiel al papel que, aunque modesto en muchas ciudades, continúa dándole un espacio al producto en su forma material.
La tendencia es mundial, con énfasis en destinos con mayor acceso a Internet. El año pasado cerró con cifras sorprendentes en términos del aumento en las ventas del eBook o libro electrónico, así como los distintos dispositivos para su lectura. Tan solo en el portal con base en España www.todoebook.com, el aumento en ventas fue de un 500% y las proyecciones para este año van en la misma dirección. Sobre todo, si se tiene en cuenta que la expectativa para el 2011 es un aumento no solo en la disponibilidad de más títulos sino de un mejor formato, tinta electrónica (e-ink) de mejor calidad, así como dispositivos (e-readers) más avanzados que atraerán nuevos consumidores.
Según un informe publicado por el portal Mediaideas, titulado: “El Fenómeno E-Reader: crecimiento dramático de una industria de 25 mil millones (2009-2020)” se proyecta que a finales de 2014 en Estados Unidos habrá alrededor de 45 millones de lectores de contenidos digitales y el mercado habrá crecido a 14 mil millones. Para el 2020, se espera que la cifra ronde los 38 mil millones.
Del estudio también se desprende que los lectores continuarán actualizando sus dispositivos y preferirán aquel que les permita más de una sola función.
Pero más allá de todas las cifras y del aumento exponencial en la industria internacionalmente, se trata de una serie de análisis que, como en toda transformación, suelen ser muy prematuros. Más aún si se busca predecir tendencias en la red; basta echar un vistazo a ejemplos concretos como la vertiginosa caída del portal MySpace a manos del creciente Facebook.
Además, no se puede olvidar un detalle fundamental. No estamos ante la primera ocasión en la que la palabra escrita experimenta una evolución en su difusión.
“No le temo a la muerte del papel. Hace mucho más de 5000 años la literatura nació como un fenómeno oral, cuando no había libros: para disfrutarla solo hacían falta una boca y una oreja”, apunta el escritor Luis López Nieves, fundador del portal Ciudad Seva, plataforma que desde 1995 difunde una antología masiva de cuentos clásicos que hoy rondan los 3,700. “Cada uno de esos cuentos los he leído y revisado. Por tanto llevo 16 años leyendo libros electrónicos”, señala el creador de la Maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón.
López Nieves recuerda que con el tiempo “vino esta gran innovación conocida como la ‘escritura’, y cada civilización empezó a escribir donde podía: en tabletas de barro, piedras, papiros, pieles de animales, etcétera. Hace tan solo unos 500 años Europa inventó la imprenta; como resultado, nació una forma nueva de leer: el libro en papel. Ahora estamos en el periodo de transición más importante desde la invención de la imprenta”.
A su juicio y según confirma la historia, el impacto de la revolución digital no podría ser comparable aún con el impacto que, en su momento, tuvo la imprenta. Lo que a un copista podía demorarle un año, en una imprenta podría reproducirse en un día. Con ello nació la industria, las miles de copias, las cajas, los transportes, los distribuidores. Hoy nada de eso es indispensable. Cualquiera crea su blog y publica su libro y en cinco minutos estará disponible alrededor del mundo. “Entonces, ¿por qué temerle a la muerte del papel? Quien se oponga hoy día a los libros digitales realmente está actuando como aquellos retrógrados que en el siglo XV se opusieron a la imprenta”, afirma el escritor para quien el mundo digital representó en un momento una posibilidad creativa con su novela “El corazón de Voltaire”, obra escrita utilizando como recurso narrativo las dinámicas del correo electrónico.
Entonces, digamos que no es momento de lágrimas ni de tocarle el violín a la industria del libro. Aún. Más bien el escenario propone mantener el oído en tierra y atender su evolución. Algo de paciencia no vendría mal. Después de todo, no se puede ver el saldo del huracán hasta que completa su paso. Ahora mismo, estamos en el mismísimo ojo.
La movida en el País
“Por lo general vendemos de 30 a 40 de los distintos e-readers que ofrecemos a la semana aquí en Puerto Rico. Durante la época navideña hubo semanas en las que podían venderse 150 aproximadamente a un público en su mayoría joven”, confirma José Quevedo, gerente de área para Puerto Rico de la cadena Borders, empresa que actualmente mantiene su solidez en la Isla, aunque en los Estados Unidos enfrenta una crisis ecónomica.
En cuanto al número de libros electrónicos que se compran en el País, Quevedo explicó que “es muy difícil trazar todas las ventas hechas a través de Borders.com. Lo que sí hemos notado es que en todo el mercado de EE.UU. al cual se circunscribe Puerto Rico hemos visto un aumento de un 60% en las ventas de los 2.5 millones de eBooks que tenemos disponibles”.
Casi todos títulos en inglés, “que es lo que están leyendo los jóvenes en Puerto Rico”, dice. Y no se debe únicamente a una tendencia -que bien pudiera serlo- sino a una oferta extremadamente limitada de libros electrónicos en español.
“Encuentras muchos títulos, sobre todo en narrativa, de editoriales pequeñas, pero es muy raro que te encuentres un libro de Planeta, de Tusquets”, observa el escritor y editor de la editorial puertorriqueña Terranova, Elidio Latorre Lagares.
Un factor que ha tenido que ver ha sido, indiscutiblemente, la piratería. “Esto ha emancipado al libro, es una liberación completa inclusive del renglón de la editorial. Definitivamente, le pasará lo mismo que a la industria musical, dará al traste con las descargas. Es posible que esas grandes editoriales estén buscando retrasar lo inevitable. En España han tenido que crear el Ministerio de la Piratería”, ejemplifica Latorre Lagares, para quien hoy día la incursión en el libro electrónico ha venido a representar no necesariamente una merma en la venta de libros en papel, sino un nuevo mercado.
Por lo general, en un caso como Terranova, una editorial que publica alrededor de 12 a 15 títulos anuales de escritores contemporáneos, el eBook se les presenta como una plataforma más de publicación.
“Es otro tipo de derecho que se adquiere con el autor, nuestros contratos más recientes lo incluyen, es parte del proyecto Terranova y ha sido una sorpresa agradable, porque nos ha ido bien en el mercado de Estados Unidos donde hay muy poca oferta en español”, explica Latorre Lagares, cuya novela “Correr tras el viento”, publicada únicamente en formato digital ocupó el número cuatro en las listas de ventas de “thrillers” en español en el mercado de Kindle. Igualmente, el escritor Moisés Agosto llegó a posicionarse en el primer lugar en el renglón de literatura de tema homosexual.
“Hemos llegado a vender unos 300 títulos en eBook, cuando en Puerto Rico vender 500 libros es papel es un best seller. La mayoría de nuestras ventas han sido fuera, hemos podido sacar a nuestros escritores con una menor inversión”, añade.
“Ha sido un oportunismo consciente, porque se trata de un mercado, al menos español, que sigue virgen”, señala no sin antes reiterarse en que para la editorial el eBook sigue siendo un complemento al papel. Latorre Lagares considera que “hay una cuestión cultural y la realidad es que todavía en Puerto Rico el libro electrónico no es una materialidad. En Estados Unidos y América Latina sí que va cogiendo bola y por ejemplo en España hay ahora mismo seis editoriales que han dejado su catálogo de papel”.
Eso no debe sorprender a nadie. Hoy día en Puerto Rico producir mil ejemplares de un libro impreso de narrativa, de 250 páginas promedio, puede costar entre $3 mil a $4,500. Eso solo en la imprenta. Con el libro electrónico la inversión se reduce a cero y las regalías para el autor pueden ser más generosas. Hoy día el costo promedio de una novela impresa es de $18.00 mientras que un libro electrónico ronda los $9.00.
Leer sin oler
Con mayor o menor intensidad, la mayoría de los escritores consultados para este reportaje en algún momento hicieron referencia al vínculo con el libro como objeto que han desarrollado no solo como autores sino como lectores. Para muchos, la comodidad, la conveniencia de poder no solo crear tu biblioteca personal sino de cargar con ella a donde quieras es lo suficientemente tentador como para hacerlos sucumbir. Eso sí, eso de leer sin olores, sin manchas no les hace tantísima gracia. Igualmente, algunos se muestran expectantes ante las posibilidades creativas que surjan una vez se sofistiquen las plataformas. Es de esperarse, un nuevo medio narrativo llegará.
“Soy una apasionada de la palabra escrita y me mueven los textos, indistintamente del medio en el que estén redactados. En el año 2007 visité Atlanta y su Museo de Arte Moderno. Allí me topé con una exhibición de papiros antiguos. Descubrí en ese momento que si los hubiese tenido en mis manos, y en un idioma que pudiera reconocer, me los hubiera quedado para leerlos. Constaté que lo escrito me define, no el conducto, sino lo que se conduce a través”, cuenta la escritora Yolanda Arroyo Pizarro, quien confiesa que luego de comenzar a leer tanto en blogs como en Google Books y en su Kindle, fue natural el deseo de publicar en ese formato. Incluso, su más reciente obra, “Avalancha”, permaneció en las primeras posiciones en ventas de libros en español de Amazon.
Otros lo observan con fascinación, como lo hiciera la escritora Esmeralda Santiago en una entrevista reciente con este diario. “Recuerdo que estábamos en una boda, éramos un grupo y estábamos tratando de recordar un poema. Alguien sacó su teléfono, lo buscó en Google y pudimos compartirlo. Eso me pareció maravilloso”.
La escritora Maira Landa, además de celebrar la comodidad de viajar con varios libros de modo muy liviano, considera que para los autores ya es una obligación considerar el formato. “Tenemos que ofrecer la opción porque hay una gran demanda. No sabemos todavía el impacto que tendrán en la industria, pero espero que no desaparezcan los libros tradicionales. El libro electrónico es útil, pero frío e impersonal. Nada sustituye a esa sensación de sostener un libro en mis manos, recrearme en su portada, pasar las hojas y sentirlo mío”, confiesa.
Igualmente, la mayoría coincidió en ver con buenos ojos la plataforma que atraerá a nuevos lectores acostumbrados a leer en pantalla.
Sin embargo, para otros como el peruano Fernando Iwasaki hay varias distinciones que hacer y una analogía digna de tener en cuenta.
“El libro electrónico sin duda es el futuro de la lectura, que no es lo mismo que la literatura. Yo no lo uso porque soy inútil y además un discapacitado digital, aunque reconozco que representa el progreso. El libro electrónico es como el viagra: es bueno que exista, pero ojalá no tenga que usarlo”.

Noticia de Ana Teresa Toro para La Revista de El Nuevo Día del domingo 23 de enero de 2011, pp. 1-3

domingo, 30 de enero de 2011

Pros y contras de los ‘nativos digitales’

El exceso de apego a los adelantos tecnológicos puede fomentar el individualismo y el aislamiento

La aparición del internet y la web marcó creó un grupo generacional que no concibe el mundo sin computadoras, conexión a las redes cibernéticas, celulares, videojuegos y otros aparatos tecnológicos que son parte inherente de su desarrollo.

Así es como la doctora Ada Myriam Felicié Soto, directora de la biblioteca de Trabajo Social de la Universidad de Puerto Rico (Río Piedras) define a la generación que nació con posterioridad al 1982, los nativos digitales.

“Estos niños y jóvenes se han socializado en un contexto saturado de información, imágenes y sonidos. Les aburre la teoría, prefieren la práctica y la exploración y demandan grandes dosis de motivación y estímulo. Se trata de la primera generación nacida en el contexto de la Sociedad de la Información y el Conocimiento”, explicó.

La investigadora reconoce que es natural que surjan choques entre los nativos y los inmigrantes digitales, lo que definió como adultos que, aunque comparten una era de tecnología informática, han tenido que aprender a utilizarla pues nacieron en una época distinta.

“Los adultos debemos reconocer que estamos ante un grupo generacional distinto, uno que requiere enfoques diferentes. Los adultos deben dominar estas nuevas tecnologías, después de todo, esto contribuirá a su desarrollo personal y profesional, además de que la comunicación entre ambos grupos mejorará”, sostuvo al sugerir que las escuelas deben adecuarse a estos avances.

Reto cibernético

Jeanette Delgado, maestra de estudios sociales, reconoce esta necesidad y por eso fundó la Red de Educadores Puertorriqueños, grupo que organiza charlas y talleres a educadores interesados en integrar la tecnología al salón de clases en escuelas públicas y colegios privados.

“Esto es bien necesario por que el mundo que rodea a estos niños es distinto. Las experiencias de vida que han tenido están enmarcadas en la tecnología. Para ellos es familiar un ambiente de videojuegos y hasta la misma televisión y la radio. Por eso, no podemos limitarlos a que, en la escuela, no la utilicen (la tecnología)”, señaló.

Ante esta realidad, Delgado subrayó la urgencia de que los maestros sean transformadores de una educación más tecnológica. En ese sentido, Delgado está gestionando una propuesta al Departamento de Educación para que la escuela Gerardo Sellés Solá, en Caguas, donde labora, sea la primera Escuela Especializada en Tecnología.

“Un niño de cuatro años le puede pedir a su papá el iPod y usarlo con facilidad. No podemos limitarlos”, recalcó.

Aulas tecnológicas

José Castrodad, director del Colegio Radians, en Cayey, reconoce la urgencia de transformar la educación.

“Un estudiante hoy día tiene la biblioteca consigo. Cualquier información la tiene disponible con sólo apretar una tecla. El niño de hoy nace con esas destrezas. Es una generación diferente, adelantada a la tecnología”, dijo.

Aunque el colegio que dirige se ha modificado tecnológicamente, Castrodad reconoce que cada día surgen nuevos aparatos. Como ejemplo, indicó que los tabloides podrían desplazar el uso de computadoras portátiles.

Rafael Cartagena, director de la Escuela Daskalos, explicó cómo niños y jóvenes se han acostumbrado a “que las máquinas dan entretenimiento y placer”, desde el aire acondicionado hasta los celulares con acceso al internet.

“Todo esto permite una comunicación y gratificación instantánea en una generación que quiere siempre estar comunicada con sus amigos (por redes sociales) pues les da la satisfacción de unirse a un gran grupo”, dijo.

Sin embargo, sugirió que siempre debe haber un balance entre el mundo virtual y el real ya que un exceso tecnológico podría limitar las relaciones sociales del individuo, su capacidad de lingüística y su desarrollo físico. Recomendó la supervisión de un adulto cuando los menores usen estos aparatos, además de colocar filtros para que no tengan acceso a material inadecuado.

Cautela y precaución

“Hay gente que defiende el uso de la tecnología como un gancho para atraer a los estudiantes mientras otros entienden que no, que se van a entretener en el juego”, opinó el doctor César Rey, ex secretario de Educación, quien recalcó que las computadoras no son “una varita mágica” que van a transformar el conocimiento.

“La propuesta de que la tecnología es la solución es peligrosa. Tiene que haber un contexto de grupo y de trabajar en equipo porque la tecnología fomenta el individualismo”, añadió al comentar que el saber utilizar la tecnología con usos adecuados es “el mayor reto”.

Agregó que la tecnología podría, incluso, crear una mayor brecha entre las clases sociales.

Noticia de Marga Parés Arroyo, tomada de EL NUEVO DIA el domingo 23 de enero de 2011.

Tecnológicos desde la cuna

Una generación infantil nacida en pleno auge cibernético ya empieza a hacerse sentir en el salón de clases

En uno de los salones de primer grado de la escuela Daskalos, en Cupey, una veintena de chiquitines de seis y siete años hace un ejercicio de matemáticas utilizando, cada uno, una computadora portátil.

Concentrados en los monitores, mientras sus pequeños dedos navegan por el teclado, los niños van acomodando una fila de números -de menor a mayor grado- sobre el dibujo de una oruga.

“Mi papá me enseñó a usar la computadora desde que yo era chiquito porque él arregla computadoras”, comentó orgulloso Andrés Mauricio Roldán, de seis años, sin apartar su mirada de la pantalla.

Hacía el ejercicio a la vez que explicaba a qué edad se inició en el uso del ordenador, demostrando sus dotes de “multitasking”, característica que se le achaca a los “nativos digitales”.

A su lado, René Torres Díaz, también de seis años, comentó que, aunque reconoce que el uso de la computadora puede resultar “muy difícil”, para él no fue tan complicado pues su papá, un ingeniero, lo abordó en el mundo de la tecnología “desde bien chiquitito”, según dijo.

Esta visión e repitió una y otra vez durante un recorrido que hizo El Nuevo Día por varias escuelas del país.

La impresión, luego de completado el mismo, es que en algún momento, las pizarras con tizas, los libros y hasta las libretas podrían quedar en el olvido, arrasados por una ola tecnológica en las escuelas que va descollando a petición de las exigencias de lo que muchos llaman la Generación .com o la Generación Nintendo.

Y es que el medio ambiente en que están creciendo los niños de hoy día provoca que los adultos se ajusten a una dimensión informática que va “in crescendo” cada día más, formando pequeños con una gran habilidad a las destrezas tecnológicas desde cortas edades.

Varios investigadores coinciden en que las computadoras son grandes motivadores para el aprendizaje. La Asociación Nacional para la Educación de Niños Pequeños (NAEYC, por sus siglas en inglés) considera que la tecnología puede aumentar las habilidades sociales y cognitivas de los niños cuando se emplea correctamente. Sugiere, sin embargo, la supervisión de un adulto.

“La tecnología enriquece las destrezas del salón de clases a través de los juegos interactivos. Es algo que les llama la atención y ellos la dominan”, comentó la maestra Michelle Linares, quien explicó como en la escuela Daskalos a los estudiantes se les alquila una computadora portátil que, a partir de cuarto grado, pueden llevarse a sus hogares.

Según explicó, para ayudar a los estudiantes de primer grado en el uso de las computadoras, durante un mes los menores son ayudados por estudiantes de séptimo grado, quienes se convierten en sus tutores.

“Los niños de hoy día se insertan de una manera (en la tecnología) que le enseñan a uno aplicaciones que uno ni sabía que existían”, comentó Angie Latorre, madre de dos niños, de nueve y tres años.

Para ella, lo más importante es que los menores se abren a un universo de información que estimula su aprendizaje y los motiva a forjar sus propias opiniones.

“Eso es lo que queremos, mentes que cuestionen”, dijo al comentar cómo su hija de tres años “navega el internet como si tuviera 13” y le pide su celular para bajar juegos.

Edineia Díaz, madre de tres niños de 15, 13 y nueve años, coincidió en cómo el uso de las computadoras los ayuda a desarrollar un pensamiento crítico.

“Ahora, cuando nos reunimos en el “family room” las discusiones son más profundas”, comentó.

Mientras tanto, en un salón de cuarto grado, un grupo de estudiantes observa embelesados la narración de una fábula proyectada en una pizarra interactiva.

“Empecé a usar la computadora desde que tenía tres años y ya mi papá me enseñó a usar “Skype” (un programa de video chat) para poder comunicarme con mi primo en Madrid (España)”, comentó Sebastián Montenegro, de nueve años, tras observar el vídeo difundido en la clase.

Mientras, a su amigo Luciano Díaz, de nueve años, le gusta ver sus notas y los temas estudiados en clase a través de un programa de computadoras que utiliza su escuela.

Nuevas herramientas

En el Colegio Radians, en Cayey, también se respira un ambiente tecnológico. Muchas de sus aulas tienen pizarras interactivas, mientras los estudiantes son iniciados en el uso de la computadora desde nivel preescolar y a partir de sexto grado sustituyen el bulto por una laptop.

En un salón de primer grado, por ejemplo, un grupo de estudiantes observa la narración de un cuento desde la computadora portátil que cada uno utiliza.

“La mayoría (de los estudiantes) ya han estado expuestos a la tecnología y lo que hay que hacer es enseñarles a usar el programa (de computadoras) que van a utilizar”, explicó Brunilda Burgos, maestra de tecnología, curso que los pequeños toman una vez a la semana.

Carmen Martínez, maestra de inglés, indicó cómo estos programas ayudan a que el estudiante desarrolle independencia y seguridad mientras la maestra puede identificar debilidades para luego reforzarlas.

Varios estudiantes de octavo grado, que hacían ejercicios de su clase de Álgebra en una pizarra interactiva, comentaron cómo el uso de las “laptops” los libera de tener que cargar libros pesados, además de que, al tomar exámenes en programas de computadora, pueden saber la nota que sacaron casi al instante, “sin pasar stress”.

“A través de la tecnología mis cursos se han enriquecido. Por ejemplo, hacemos repasos virtuales muy buenos que ayudan al estudiante para el examen”, comentó Luz Burgos, maestra de biología, química y física.

Los avances tecnológicos han creado una brecha entre jóvenes y adultos pues, aunque disponibles para todos, los jóvenes demuestran más capacidad para usarlos.

Por ejemplo, en la Escuela Especializada de Ciencias y Matemáticas de University Gardens, en Río Piedras, los estudiantes del “Tech Club” auxilian a los maestros cuando enfrentan dificultades tecnológicas en sus clases.

“Cuando ayudo a algún maestro trato de enseñarle lo que pasó. Para eso me uní al club, para enseñarle a otros”, comentó Alex Santos, de 17 años.

Gustavo Ortiz, estudiante de undécimo grado, coincidió al manifestar que cada reto tecnológico es una nueva oportunidad para aprender algo nuevo.

Jorge Sánchez, presidente del Club, señaló cómo la mayoría de los profesores tienen sus páginas tipo blog, además de que utilizan pizarras interactivas y suelen hacer presentaciones utilizando el sistema de “power point”.

“Creo que los niños de hoy día nacen enseñados. El ambiente los hace propicios a desarrollar destrezas tecnológicas”, opinó Jeannette Cruz, moderadora del club.

Según lo define Daniel Cassany, de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, los nativos digitales son los jóvenes que han crecido rodeados de pantallas, teclados y ratones informáticos, que tienen uno o varios ordenadores en sus casas, que usan teléfonos móviles desde temprana edad y que utilizan estos dispositivos con gran destreza.


Noticia de Marga Parés Arroyo, tomada de EL NUEVO DIA el domingo 23 de enero de 2011

En transición industria musical

El mercado digital coloca al CD en vías de extinción, pero le abre la puerta al mundo a cantautores y artistas nuevos

El mercado de la música está en un acelerado proceso de transición y dentro de unos años, podríamos recordar el CD de la misma forma que rememoramos el cassette y el 8-track y las nuevas generaciones posiblemente nunca comprarán uno.

Eso es resultado de la explosión del mercado digital, que permite que los artistas envíen sus canciones a tiendas virtuales como iTunes y Amazon y que el consumidor las baje directamente a su iPod, iPad, computadora o iPhone, eliminando del camino a distribuidores y tiendas. También ha afectado la piratería de CD y de música en formato digital.

Esta nueva forma de mercadeo y compra ha provocado una fuerte disminución en las ventas de CD, en la grabación de nuevas producciones discográficas y en la reproducción de trabajos anteriores. También ha resultado en el cierre de tiendas y de estudios de grabación, así como en un cambio en la forma de hacer negocio en la industria de la música, coincidieron los entrevistados.

Eduardo Berríos, quien fue gerente de Casa de los Tapes hasta el 2004 y quien ahora tiene la tienda Disco Hit, sostuvo que la baja en la venta de CD comenzó discretamente en 1998 y que en el 2004 fue el golpe grande. De hecho, estadísticas de la Asociación de la Industria de la Grabación de América (RIAA), demuestran que en el 2005 comenzó una disminución en la venta de CD en el mercado de Estados Unidos que se ha mantenido.

En el 2004, el 90.3% de las compras de música eran en formato de CD, en 2005 esas compras representaron el 87% y la baja continuó hasta que en 2008 fueron sólo el 77%. En términos de dólares, en sólo cuatro años (2004 a 2008) las ventas de los manufactureros bajaron de poco más de $12,000 millones a $8,500 millones, según la RIAA. Esos ingresos, incluyendo las devoluciones, bajaron a unos $4,300 millones en el 2009. En contraste, la compra de canciones y álbumes en formato digital subió de $1,001 millones a 1,002 millones entre 2008 y 2009.

Y, como en una caída de dominós, de las 150 tiendas de discos, Casa de los Tapes, Disco Centro, Coconut, Music Land y Pentagrama son cosa del pasado. Mientras que a La Gran Discoteca le quedan 15 de las 22 que tenía, a Disco Hit, 10, y algunas otras independientes que hay.

También han cerrado y bajado sus ingresos considerablemente los estudios de grabación porque con la era digital son cada vez más los artistas que montan sus estudios de grabación, con presupuestos que pueden ser de hasta $5,000, y hacen sus producciones. Eso también ha sucedido en Estados Unidos, donde han cerrado los “megaestudios de grabación” como Hit Factory, en Nueva York, que cerró en el 2005. Dos años más tarde, Sony cerró el estudio de grabación que tenía 23 salas, en Nueva York, destacó Ronnie Torres, ingeniero de mezcla y producción puertorriqueño, radicado en Orlando desde 1999.

“Lo que vemos es una transición. El CD ya cumplió su razón de ser. Creo que llegará un momento en que no va a existir o se quedará como el LP, para los coleccionistas. Ya la industria de la música es diferente a lo que fue”, afirmó Torres, quien ha hecho la mezcla de CD de Juan Luis Guerra y Gilbertito Santa Rosa, entre otros. Recordó, Torres, que los jóvenes no compran CD sino que bajan la música de internet.

Pablo Aponte, fundador de la distribuidora y productora Puerto Rico Records, cree que “a esto le quedan como cuatro o cinco años. El CD no va a desaparecer total, a lo mejor sacan otra cosa”.

El empresario, que vio cómo el CD revolucionó el mercado, entonces dominado por el casete, estimó conservadoramente que vende 30% menos. Pero destacó que las producciones de las que tiene los derechos, son de música puertorriqueña y del ayer, cuyo principal consumidor todavía gusta de comprar el CD.

¿Qué hacer?

Aponte aceptó que no anticipó que el cambio fuera tan rápido y Tuti Bou, vicepresidenta de Sony Music en Puerto Rico, coincidió, por separado. Pero ante el nuevo escenario todos hacen ajustes.

Aponte digitalizó las cintas originales de los trabajos discográficos sobre los cuales tiene derechos, lo que le permite ponerlos en el medio digital. Trata de negociar los contratos de sus tiendas en centros comerciales porque asegura que las ventas de esos comercios no dan para pagar la renta.

Berríos vende CD por internet desde 2004, hace pedidos especiales y diversificó su mercancía con 't-shirts e instrumentos musicales. En La Gran Discoteca, además de diversificar la mercancía, tienen una máquina para que el cliente escoja canciones y se le queman en un CD, explicó Ián Fraticelli, comprador de Distribuidora Nacional, empresa propietaria de esas tiendas.

Mientras Sony, igual que otras disqueras, se ha reinventado para hacer conciertos, promoción y otras. “Nos movemos a buscar alternativas para mover el mercado. Estamos bien agresivos en muchos renglones y van a venir muchas maneras de promover la música”, explicó.

Como parte de los cambios, esas compañías han cambiado los contratos de los artistas. Torres explicó que antes las disqueras le prestaban $50,000 o más dinero a los artistas para grabar discos, y cobraban de las ventas del CD. Si se vendían cantidades extraordinarias, el artista ganaba dinero con eso. Desde hace unos años, no prestan dinero y los artistas tienen que costear sus producciones y llevar el trabajo terminado para que se lo promocionen.

Mayor acceso y creatividad

Ese elemento, unido a que muchos artistas tienen sus estudios de grabación, implica presupuestos más bajos para hacer una producción y, por ende, se le paga menos a los músicos que tocan con el artista. También incide en la calidad de la grabación porque para que se escuche como las grandes producciones de antaño cuenta el cuidado que se tiene al grabar, la calidad del equipo que se usa y el cuidado en el trabajo de mezcla de sonidos, al final, entre otros elementos.

Lo bueno de esta revolución digital es que los artistas tienen mayor acceso al público: pueden darse a conocer con sólo una canción, ya no tienen que grabar 10; llegan a todo el mundo; pueden grabar a bajo costo y por sólo $9.99 al año logran que una empresa coloque una de sus canciones en las tiendas virtuales, si paga $39 le ponen un el álbum, explicó Ketsia J. Cardona, artista independiente que comienza su carrera.

“Hay más oportunidad para artistas independientes de poner su música accesible y aunque eso no quiere decir que se vaya a vender, ha abierto puertas a cantautores”, aseguró Cardona.

“Se van a ver muchos autores cantando porque ahí es donde esta el dinero” ya que cobran cada vez que una de sus canciones se venden, afirmó Torres.

“Para mí, musicalmente ha sido un cambio bien bueno porque las compañías disqueras controlaban el presupuesto (de los discos) pero también controlaban el talento y la creatividad, decía qué músicos quería que tocaran, qué tipo de música querían que tocaran. Con este cambio la creatividad ha vuelto a surgir. Vas a ver diferentes músicos cantando que, quizás, de otra forma no se escucharían”, manifestó Torres.

Noticia de Mildred Rivera Marrero, tomada de EL NUEVO DIA del domingo 30 de enero de 2011

Optimistas ante la crisis

Cantantes locales e internacionales buscan estrategias para ajustarse a la transformación del mundo artístico

Los artistas no se rinden. Ante la muy comentada crisis en la industria del disco por la baja en ventas, a raíz de la piratería y el apogeo de la web, los cantantes se reinventan. Así que los protagonistas de esas obras musicales siguen buscando estrategias para mantenerse vigentes y prevalecer hoy día en un ámbito que amenaza con seguir cambiando sin vuelta atrás.

Para Olga Tañón, “nuestro equipo se ha adiestrado totalmente en el uso de redes sociales, la operación de hacer música en nuestros propios estudios, hago colaboraciones, y mi esposo Billy trabaja negociaciones de producción”. A la merenguera le parece que “la innovación en el campo tecnológico terminará con la reproducción del disco, pero no creo que sea inmediato. Es cómo lo mercadeas, impulsas y logras que sea parte de todas las aplicaciones digitales para que le gente tenga acceso a él”.

En el caso de los reguetoneros Wisin y Yandel, la clave del éxito radica en ser realista debido a que “las disqueras multinacionales están decayendo y despidiendo a tantos, porque muchos artistas siguen pensando que van a vender 50 mil unidades en una semana y sólo venden 5 mil”.

A modo de estrategia, el dúo ahora produce música bajo su sello WY Records y lanzó recientemente ‘Los vaqueros... El regreso’ con vídeos musicales y grabaciones junto a sus artistas para promoverlos. Asimismo, decidieron regalar dicha producción con la compra de un boleto para sus más recientes conciertos en la Isla.

Igualmente, la vocalista Kany García manifiesta que ha tenido que tener mayor presencia en portales como Facebook y Twitter, además de conseguir más patrocinadores para poder regalarle canciones digitales a la audiencia que asista a algunos de sus espectáculos.

“El disco está en peligro de extinción... Pero la música ha tenido beneficios bien grandes por la piratería. Las ventas se afectan, pero lo que nos importa, a veces, es que la gente conozca nuestra música, porque las presentaciones dan más dinero”, añadió la artista.

En esa línea, el exitoso DJ francés David Guetta comenta que, “si antes hacías giras para promocionar un álbum, ahora produces un álbum para hacer giras. Pero igual no importa, lo bueno es llevar música porque te gusta”.

Como líder de la banda Fiel a la Vega, Tito Auger igual explica que “lo difícil es costear un disco, pero lo grabamos poco a poco, porque se están haciendo estudios caseros del estándar de la industria y ahora puedes hacer hasta en $15 mil lo que antes hacías en $40 mil”.

A pesar de las amenazas de extinguirse, “el álbum” es algo que el cantautor piensa que “siempre tendrá audiencia”, pues “lo veo como libros con capítulos y me gusta tener esa lectura”. Por eso, lamenta que la calidad musical se vaya sacrificando por la comodidad que ofrecen “recursos increíbles” como el iPod, por el hecho de que “puedan almacenar tantas canciones en algo tan pequeño y sin tener que cargar con cajas ni libretas de discos”.

El cantautor venezolano Franco de Vita también considera que, aunque “las tiendas de discos ya casi no existen” y “el futuro de la música es internet”, el álbum “se va a poner de moda de nuevo. Y es que, “vía online, el público no tiene la visión completa de un trabajo que uno hizo y uno hace un disco completo, no sólo una canción”. Además, “cuando el artista te gusta de verdad, te gusta tener el disco físico”.

En ese mundo cibernético, los integrantes de Almas Band creen que “lo que no es igual, no es ventaja, pues ahora la competencia es más amplia”. Así, los hermanos José y Jorge Colón se aferran a la existencia del disco como “la carta de presentación o el pasaporte con el que un artista demuestra estar vivo”, aunque reconocen que deberá transformarse para que no deje de existir.

“Grabar un álbum nunca va a parar, pero el formato actual sí caducará y tendrá que sufrir una mutación. Se tendrá que elaborar otro concepto -como las películas en 3D- para darle otra experiencia de escuchar música al público”, mencionó Jorge Colón.

A modo de conclusión, el salsero Gilberto Santa Rosa dice que la grabar álbumes se tornará obsoleto, pues “la venta de temas a través de portales son necesarias. Éste es el futuro. Tenemos que movernos donde está la gente, hacer cambios y estar tono con los tiempos”.

Noticia de Marcos Billy Guzmán, tomada de EL NUEVO DIA del 30 de enero de 2011.

martes, 11 de enero de 2011

Los mejores libros puertorriqueños de la década

Libros que dejaron huellas en la década
Un recuento de los libros puertorriqueños que nos sorprendieron durante la década


El año y la década cambiaron. Y nosotros cambiamos también. Ahora estamos globalizados y amenazados por el terrorismo y los desastres ecológicos. Nuestro mundo literario es también otro. No es sólo que muchos de los escritores que fueron referencia obligada murieran en la década iniciada en 2001 y finalizada el 31 de enero pasado (Enrique Laguerre, Pedro Juan Soto, Esteban Tollinchi, Francisco Arriví, María Vaquero, Olga Nolla y Manuel y Josefina Alvarez Nazario en Puerto Rico; Camilo José Cela, José Hierro, Jorge Amado, Guillermo Cabrera Infante, Antonio Benítez Rojo, Saul Bellow, Corín Tellado, Carlos Monsivais, Tomás Eloy Martínez, Norman Mailer, J.D. Salinger –entre muchos otros- allende nuestras costas). Es que leemos, incluso, de otra manera: tras más de 500 años de libros impresos, los tenemos ahora electrónicos y los podemos adquirir pulsando una tecla. La lectura se ha globalizado.

Este domingo nos propusimos recordar. ¿Qué libros puertorriqueños nos sorprendieron durante la década, cuáles nos descubrieron nuevas posibilidades de lectura, de pensamiento, de investigación? He aquí una propuesta que responde a los libros reseñados entre el 2001 y el 2010. (Por orden alfabético del apellido del autor.)

FICCIÓN

“La cabeza de mi padre”, por Kalman Barsy (Pre-textos, 2002). ¿A qué tiempo, a qué espacio pertenecemos? Esta novela, al igual que “Los veinticuatro días” (Pre-textos, 2009), del autor, explora el sentido de pertenencia.

“Llama del agua”, por Ángel Darío Carrero (Trotta, 2003). La palabra se adelgaza hasta casi desaparecer en este poemario que roza lo inefable. El diálogo con un Tú que habla a través del silencio se prolonga en “Perseguido por la luz” (Trotta, 2008).

“Abrazos partidos”, por Hjalmar Flax (Plaza Mayor, 2003). El poeta de lo contingente explora, lúdicamente, un tema eterno: la fugacidad de la vida. En “Contraocaso” (ICP, 2007), la palabra es defensa contra la noche. Este año salió “Obra breve. Poemarios 1969-2007” (UPR).

“La belleza bruta”, por Francisco Font Acevedo (Tal Cual, 2008). Ferozmente impactantes, lúcidos y bien construidos, estos cuentos exploran los extremos más degradantes del comportamiento humano.

“El peor de mis amigos”, por Rafael Franco Steeves (Callejón, 2007).Una hermosa historia de amor y un sórdido relato de drogadicción son extremos que se encuentran en esta novela cuyo narrador es, a la vez, culpable y vulnerable.

“El corazón de Voltaire”, por Luis López Nieves (Norma, 2005). Escrita a base de correos electrónicos, esta novela divertidísima aúna la tecnología de hoy a la mitologización del pasado y crea vínculos inesperados entre el Viejo y el Nuevo Mundo.

“Teoría del conocimiento”, por Noel Luna (UPR, 2001). El saber de la poesía penetra en el arcano. En “Hilo de voz” (Terranova, 2005) el poema va del hilo al hilillo de voz. En 2010 publicó “Fiel Fugada. Antología poética de Luis Palés Matos” (UPR), donde propone afinidades internas entre los poemas de Palés.

“Deconstruyendo a Iraq”, por Wilfredo Mattos Cintrón (La Sierra, 2004). Un boricua en Iraq trafica entre dos tipos de horror en esta novela poderosa: la destrucción de la guerra y el cálculo cínico de la política internacional.

“Son de Almendra”, por Mayra Montero (Alfaguara, 2005). La Habana en los cincuenta era una orgía de excesos. Entre ellos se debatían los ciudadanos al borde de la revolución.

“Letra viva. Antología” (1974-2000), por José Luis Vega (Visor, 2002). Una antología esencial de un poeta que reinterpreta y reinventa la gran tradición poética puertorriqueña.


NO FICCIÓN
“The Puerto Rican Nation On The Move”, por Jorge Duany (University of North Carolina Press, 2002). Las nuevas condiciones de Puerto Rico suscitan nuevas preguntas sobre la colonia, la identidad, la nación y la transnación.

“El museo desaparecido. La conspiración nazi para robar las obras maestras del arte mundial”, por Héctor Feliciano (Destino, 2004). Una nota al calce del recuento habitual de la II Guerra Mundial y sus consecuencias se convierte en una historia apasionante.

“Puerto Rican Nation-Building Literature. Impossible Romance”, por Zilkia Janer (University Press of Florida, 2005). Nuestra literatura, sobre todo la obrera y la femenina, guarda una relación insospechada con la situación colonial del país.

“Los lazos de la cultura”, ed. por C. Naranjo, M. D. Luque y M. A. Puig-Samper (CIH de la UPR; CSIC; Instituto de Historia, 2002). Subtitulado “El Centro de Estudios Históricos de Madrid y la Universidad de Puerto Rico, 1916-1939”, el libro explora la promoción de los estudios hispánicos en la UPR por instituciones de España y EEUU.

“Luis Muñoz Marín. perfiles de su gobernación 1948-1964”, ed. por Fernando Picó (Fundación Luis Muñoz Marín, 2003). Quince ensayos ofrecen perspectivas inéditas sobre la gestión administrativa del prócer. Del mismo editor y editorial, “Luis Muñoz Marín: imágenes de la memoria” (2008) examina las contradicciones del gobernante.

“Strategy as Politics. Puerto Rico on the Eve of the Second World War”, por Jorge Rodríguez Beruff (UPR, 2007). De 1934 a 1941 se transformó la historia de Puerto Rico por su valor estratégico para los Estados Unidos. El autor editó las “Memorias de Leahy. Los relatos del Almirante William D. Leahy sobre su gobernación de Puerto Rico (1939-1940)” (Fundación Luis Muñoz Marín, 2002).

“Caribeños”, por Edgardo Rodríguez Juliá (ICP, 2002). El cronista de lo puertorriqueño presenta el entorno caribeño en ensayos sobre actitudes colectivas e individuales. “Mapa de una pasión literaria” (UPR, 2003), recopila textos periodísticos cuya vigencia perdura. Este año se publicó “La nave del olvido. Antología personal. Crónicas” (Beatriz Viterbo).

“Puerto Rico urbano. Atlas histórico de la ciudad puertorriqueña”, por Aníbal Sepúlveda (Carimar, 2004). Magna obra en cuatro tomos: incluye ensayos históricos y documentos –mapas, planos, dibujos, fotografías, estadísticas - que iluminan los inicios, el desarrollo y la fisonomía de los 78 pueblos y ciudades del país.

“El cartel en Puerto Rico”, por Teresa Tió (Pearson, 2003). La historia de un medio publicitario que nació con la era industrial y que se transformó, en nuestra Isla, en un instrumento educativo y en una manifestación artística.

“José Campeche. Retratista de una época”, por Teodoro Vidal (Alba, 2005). Una nueva aproximación al artista y su mundo. En “Oraciones, conjuros y ensalmos en la cultura popular puertorriqueña” (Alba, 2010), se preserva un folclor oral centrado en lo sagrado.

DICCIONARIOS, OBRAS COMPLETAS, EDICIONES, VOLÚMENES ESPECIALES
“Diccionario de anglicismos actuales”, por Amparo Morales (ACAPLE y Ediciones SM). Los anglicismos presentes en nuestra lengua.

“Tesoro Lexicográfico del español de Puerto Rico”, por María Vaquero y Amparo Morales (ACAPLE, Plaza Mayor, 2005). Reúne las palabras que se usan o se han usado en Puerto Rico en el siglo XX, documentadas en diversas fuentes.

“Diccionario de autores puertorriqueños contemporáneos”, por Víctor Federico Torres. (Plaza Mayor, 2009). Imprescindible referencia de quienes publicaron entre 1960 y 2000.

“Obras Completas de Margot Arce de Vázquez”, ed. por Hugo Rodríguez Vecchini, Matilde Albert Robatto y Edith Farías Cancel (UPR). Cuatro tomos editados de 1998 a 2001 que reúnen los escritos de una de las máximas intelectuales del siglo XX.

“Ramón Emeterio Betances. Obras completas”, ed. por Félix Ojeda Reyes y Paul Estrade (Puerto). Se han editado tres tomos de las obras del gran patriota, revolucionario y político: “Escritos médicos y científicos”, “Escritos íntimos” y “Escritos literarios”.

“Historia geográfica, civil y natural de la Isla de San Juan Bautista de Puerto Rico”, por Iñigo Abbad y Lasierra; anotada por José Julián de Acosta y Calvo. Estudio introductorio por Gervasio L. García (Doce Calles, CIH, Academia Puertorriqueña de la Historia, Historiador Oficial de Puerto Rico, 2002). Comprende tres aportes decisivos a nuestra historiografía que datan de siglos diferentes: 1788, 1866 y 2002.

“An Account of the Present State of the Island of Puerto Rico”, por Colonel Flinter (Longman, Bees, Orme, Brown, Green and Longman, 1834; edición facsímil por la Academia Puertorriqueña de la Historia, 2002). Con un prólogo por el historiador oficial de Puerto Rico, Dr. Luis González Vales, este recuento nos muestra la Isla a través de los ojos de un irlandés del siglo XIX.

“La farsa del Estado Libre Asociado”, por Vicente Géigel Polanco (Edil, 2010). Tercera edición de un libro “maldito” que reunió artículos de prensa del 1951 sobre el proyecto de la Constitución. El autor la denunció como una farsa con consecuencias nefastas.

“Tierra adentro” y “La gleba”, por Ramón Juliá Marín, ed. de Fernando Feliú Matilla. (UPR, 2006). Un esfuerzo valioso por recuperar unas novelas publicadas en 1911 y 1912.

“Remigio. Historia de un hombre. Las memorias de Ángel Rivero Méndez”, ed. por María de los Ángeles Castro Arroyo (CIH, Ed. de la UPR, Academia Puertorriqueña de la Historia, 2008). El autor de la “Crónica de la Guerra Hispanoamericana en Puerto Rico”, publicó unas memorias ficcionalizadas entre 1924 y 1927 en dos periódicos. Una historiadora las publica con un valioso estudio introductorio.

“Europeos y antillanos”; “Los americanos” (La Torre, núm. especiales: 51-52 y 53-54). Ed. por Edgardo Rodríguez Juliá, ambos números presentan por primera vez, de forma abarcadora, la inmensa contribución que a la vida cultural del país hicieron tanto los europeos como los americanos y otros antillanos que vivieron en nuestra Isla.

sábado, 1 de enero de 2011

Reseñas de libros

Hermosos para ver; interesantes para leer
En estos días de Navidad compartimos con los lectores la noticia de un puñado de libros tan hermosos como valiosos

Fresco (el guineo de la cubierta rezuma, literalmente, frescura), atractivo, el formato de este libro invita a devorar su contenido. Se trata de una especie de directorio de artistas muy jóvenes de Puerto Rico -los cincuenta incluidos tienen menos de 35 años- que busca presentarlos a ellos y a su entorno profesional. Esto último se hace a través de siete ensayos de otros tantos curadores que seleccionaron a los artistas. De los nueve que tuvieron a su cargo la selección, Pablo León de la Barra, Paco Barragán, Elvis Fuentes, Marianne Ramírez Aponte, Cheryl Hartup, Marysol Nieves, Juan Carlos López Quintero, Marimar Benítez y Silvia Karman Cubiñá, sólo las últimas dos no escribieron un ensayo.

La editora del libro, Celina Nogueras, quien se ha destacado en el mundo del arte contemporáneo puertorriqueño como directora artística de la feria CIRCA, celebrada en San Juan durante cinco años consecutivos a partir del 2006, escribe una introducción en la que bautiza a esta nueva generación de artistas con el nombre del título: “Frescos”. Destaca su energía, la pluralidad de sus propuestas formales y temáticas y la amplitud de sus proyecciones extra-insulares. Señala también hacia las nuevas prácticas de presentación y exhibición del arte y hacia los nuevos espacios que han surgido, algunos autogestionados por los mismos artistas.

Los otros ensayos consideran los contextos del nuevo arte puertorriqueño. Pablo León de la Barra, en “Ponle más Puerto Rico a la cosa”, subraya la manera en que los artistas jóvenes buscan una nueva relación entre el arte y la sociedad; Barragán, en “Borderline, o cómo sacarle provecho a la insularidad límite”, señala hacia el predominio del ‘kitsch’ como “manifestación formal, e incluso conceptual, que sirve para establecer un discurso crítico y, en no pocas ocasiones, para hablar de lo utópico”; Fuentes, en “Anotaciones paradójicas sobre el arte puertorriqueño”, presenta la multiplicidad de iniciativas (los nuevos museos, las directrices de arte público, la organización de la Trienal, el establecimiento de CIRCA y el surgimiento de espacios alternativos) que han propiciado una nueva visibilidad. Señala también hacia aquellas condiciones que han obstaculizado el desarrollo aún mayor de los espacios para el arte.

Ramírez Aponte, en “Apuntes sobre una escena emergente”, recalca la importancia de los espacios alternativos y de Internet; Hartup, en “La mirada del sonido” presenta la importancia de la música -del elemento sonoro en general- en el arte; Marysol Nieves, en “Redefiniendo el paraíso: hacia una nueva estética ‘tropical’ urbana” analiza la nueva visión urbana de los artistas jóvenes, visión que subyace a una estética alejada de la tradicional mirada bucólica asociada con el trópico. López Quintero, en “Arte joven de Puerto Rico: un capítulo actual en la política de lo íntimo y lo universal” analiza la superación de los discursos identitarios localizados, que han cedido ante la nueva globalización del arte.

Los ensayos apuntan hacia un panorama dinámico, provocador y, justamente, fresco. La lista de artistas ofrece aún otros puntos de interés. Aparece una pequeña ficha biográfica-profesional de cada uno: lugar de nacimiento y de residencia actual, educación, premios recibidos, exhibiciones bienales o trienales en las que ha participado, colecciones públicas en donde se encuentra su arte y la bibliografía de lo escrito sobre él o ella. Se ofrece también una pequeña muestra de su obra.

Todo ello revela un perfil colectivo interesante: sale a relucir, en primer lugar, la gran movilidad de estos artistas. Aunque la mayoría nació en Puerto Rico, no pocos nacieron en otros lugares, sobre todo los Estados Unidos. Un 40% vive ahora fuera de Puerto Rico, como señala Celina Nogueras en el prólogo, sobre todo en los Estados Unidos, aunque también hay quienes viven en diferentes lugares de Europa. Muchos han exhibido en Estados Unidos además de en Puerto Rico y un pequeño número también lo ha hecho en Europa. Resulta igualmente significativo que la inmensa mayoría se haya formado en la Escuela de Artes Plásticas de Puerto Rico, aunque la UPR y su Departamento de Bellas Artes ocupan un segundo lugar como centro de formación. No es menos notable la diversidad en los medios y propuestas formales. Estos artistas hacen instalaciones, fotografía, graffitti, grabado, performance, video además de pintura. Gran parte de su arte se sale absolutamente de los cánones de las prácticas artísticas según se concebían tradicionalmente. Les interesan más bien las relaciones entre el artista y la sociedad, que manifiestan a través de descubrimientos, revelaciones, comentario y crítica. Es una nueva manera de mirar el entorno.

El libro no es sólo bello; es también valioso como documentación y muestra de las nuevas prácticas y visiones y de los nuevos nombres asociados con ellas. Es, además, un libro bilingüe, lo cual significa que puede ser sumamente útil como carta de presentación y explicación del arte puertorriqueño ante un público extra-insular.



El Yunque

Lo hemos tomado siempre por sentado. Ahí está, al noreste de nuestra Isla, dominando –majestuoso- el panorama. Ahí ha estado siempre El Yunque, misterioso y sugerente, esplendoroso y bello. Este libro, sin embargo, nos revela algo más que su apariencia; nos da a conocer su historia, su importancia ecológica y sus particularidades. Porque no se trata sólo de magníficas fotografías -que también las tiene- sino de información interesante sobre todos los aspectos de nuestra gran bosque nacional, desde el origen de su nombre y los cambios que éste ha tenido (los indios probablemente lo llamaron “yuke”; los españoles lo denominaron “Sierra de Luquillo” y “Bosque de Luquillo”; los esclavos africanos le decían “Furidi”; los americanos le pusieron “Caribbean National Forest”: el nombre oficial es hoy “El Yunque National Forest”) hasta su vinculación con fenómenos religiosos como los bautizos masivos en sus ríos celebrados por ciertas denominaciones protestantes y las asociaciones con eventos misteriosos como la aparición de OVNIS.

Aquí se reúne una gran cantidad de datos. Descubrimos, por ejemplo, que los nombres de algunos sectores del bosque se refieren a los primitivos asentamientos de quienes cultivaban allí la minería (Guzmán, Jiménez, González, Toro, Herrera). Descubrimos también que la primera ley de conservación promulgada en Puerto Rico fue la del gobernador don Miguel de la Torre en 1824, cuando reaccionó ante el peligro de la deforestación que se estaba llevando a cabo en aras de la agricultura en la región. Hacia finales del siglo XIX quedaban sólo 12,000 cuerdas de bosque. Era tan real el peligro de la deforestación (cuyas consecuencias desastrosas en otras islas del Caribe estamos viendo hoy en Haití), que el rey Alfonso XII promulgó la “Ordenanza de Montes para el servicio de ramo de las provincias de Cuba y Puerto Rico” en 1876. El Yunque se convirtió entonces en una de las primeras reservas forestales del hemisferio occidental.

Se hace aquí también el recuento de la administración del bosque por parte de gobiernos locales o de las potencias imperiales que nos han gobernado. Otro renglón resulta menos agradable: en 1963 El Yunque fue utilizado para experimentos con radiación y en 1968 se usó allí el temible “agente naranja” que les servía a las fuerzas norteamericanas para deforestar enclaves tupidos en Vietnam. También ha servido el lugar para el entrenamiento de tropas norteamericanas.

El fotógrafo Victor Manuel Nieves recorre todo el bosque con su cámara y comparte con nosotros lo que vio a través del lente. Conocemos así el bosque de Tabonuco (el más bajo de todos en altitud del terreno pero el de árboles más altos), el bosque de palo colorado (donde anidan las cotorras de Puerto Rico), el bosque de palmas de la sierra y el bosque enano (que se encuentra a la mayor altura, pero cuyas tierras son tan húmedas y su neblina tan espesa que los árboles no crecen mucho, quizás por falta de sol). Aún otras secciones están dedicadas a hermosas fotografías de las flores, de las aguas y de la fauna de El Yunque.

Se trata de un libro esplendoroso cuya lectura y cuya visión alegrarán los días de Navidad y cualquier día del año.



Puerto Rico: un tesoro natural

En este libro priman las fotografías que recogen muchos elementos de la enorme belleza natural de nuestra Isla. No hay aquí tanta información como en los dos libros anteriores ni hay un orden cohesivo en la presentación de las fotografías, que incluyen paisajes, flora y fauna, en especial de reservas naturales, bosques, manglares, lagunas y zonas costeras. Aquí y allá, sin embargo, se espigan algunos datos interesantes, como el hecho de que la Reserva Natural Hacienda La Esperanza consiste de 2,278 cuerdas o que en nuestra Isla hay 35 áreas designadas como reservas naturales. Con los 20 bosques protegidos que también tiene Puerto Rico, el resultado es que un 9% de nuestro territorio está protegido por ley del desarrollo desmedido, lo cual –en este mundo caótico en que vivimos- son muy buenas noticias.

Editado por Andrea Barrientos, este es un libro hermoso para disfrutar con admiración y alegría y para regalar a quienes puedan hacerlo también.

Noticia de carmen Dolores Hernández, tomada de El Nuevo Día, domingo 26 de diciembre de 2010

Ennigaldi-Nanna: la curadora del primer museo del mundo

Interesante historia de Ennigaldi-Nanna, princesa y sacerdotisa mesopotámica, hija de quien es considerado por muchos como el primer arqueól...