El mercado digital coloca al CD en vías de extinción, pero le abre la puerta al mundo a cantautores y artistas nuevos
El mercado de la música está en un acelerado proceso de transición y dentro de unos años, podríamos recordar el CD de la misma forma que rememoramos el cassette y el 8-track y las nuevas generaciones posiblemente nunca comprarán uno.
Eso es resultado de la explosión del mercado digital, que permite que los artistas envíen sus canciones a tiendas virtuales como iTunes y Amazon y que el consumidor las baje directamente a su iPod, iPad, computadora o iPhone, eliminando del camino a distribuidores y tiendas. También ha afectado la piratería de CD y de música en formato digital.
Esta nueva forma de mercadeo y compra ha provocado una fuerte disminución en las ventas de CD, en la grabación de nuevas producciones discográficas y en la reproducción de trabajos anteriores. También ha resultado en el cierre de tiendas y de estudios de grabación, así como en un cambio en la forma de hacer negocio en la industria de la música, coincidieron los entrevistados.
Eduardo Berríos, quien fue gerente de Casa de los Tapes hasta el 2004 y quien ahora tiene la tienda Disco Hit, sostuvo que la baja en la venta de CD comenzó discretamente en 1998 y que en el 2004 fue el golpe grande. De hecho, estadísticas de la Asociación de la Industria de la Grabación de América (RIAA), demuestran que en el 2005 comenzó una disminución en la venta de CD en el mercado de Estados Unidos que se ha mantenido.
En el 2004, el 90.3% de las compras de música eran en formato de CD, en 2005 esas compras representaron el 87% y la baja continuó hasta que en 2008 fueron sólo el 77%. En términos de dólares, en sólo cuatro años (2004 a 2008) las ventas de los manufactureros bajaron de poco más de $12,000 millones a $8,500 millones, según la RIAA. Esos ingresos, incluyendo las devoluciones, bajaron a unos $4,300 millones en el 2009. En contraste, la compra de canciones y álbumes en formato digital subió de $1,001 millones a 1,002 millones entre 2008 y 2009.
Y, como en una caída de dominós, de las 150 tiendas de discos, Casa de los Tapes, Disco Centro, Coconut, Music Land y Pentagrama son cosa del pasado. Mientras que a La Gran Discoteca le quedan 15 de las 22 que tenía, a Disco Hit, 10, y algunas otras independientes que hay.
También han cerrado y bajado sus ingresos considerablemente los estudios de grabación porque con la era digital son cada vez más los artistas que montan sus estudios de grabación, con presupuestos que pueden ser de hasta $5,000, y hacen sus producciones. Eso también ha sucedido en Estados Unidos, donde han cerrado los “megaestudios de grabación” como Hit Factory, en Nueva York, que cerró en el 2005. Dos años más tarde, Sony cerró el estudio de grabación que tenía 23 salas, en Nueva York, destacó Ronnie Torres, ingeniero de mezcla y producción puertorriqueño, radicado en Orlando desde 1999.
“Lo que vemos es una transición. El CD ya cumplió su razón de ser. Creo que llegará un momento en que no va a existir o se quedará como el LP, para los coleccionistas. Ya la industria de la música es diferente a lo que fue”, afirmó Torres, quien ha hecho la mezcla de CD de Juan Luis Guerra y Gilbertito Santa Rosa, entre otros. Recordó, Torres, que los jóvenes no compran CD sino que bajan la música de internet.
Pablo Aponte, fundador de la distribuidora y productora Puerto Rico Records, cree que “a esto le quedan como cuatro o cinco años. El CD no va a desaparecer total, a lo mejor sacan otra cosa”.
El empresario, que vio cómo el CD revolucionó el mercado, entonces dominado por el casete, estimó conservadoramente que vende 30% menos. Pero destacó que las producciones de las que tiene los derechos, son de música puertorriqueña y del ayer, cuyo principal consumidor todavía gusta de comprar el CD.
¿Qué hacer?
Aponte aceptó que no anticipó que el cambio fuera tan rápido y Tuti Bou, vicepresidenta de Sony Music en Puerto Rico, coincidió, por separado. Pero ante el nuevo escenario todos hacen ajustes.
Aponte digitalizó las cintas originales de los trabajos discográficos sobre los cuales tiene derechos, lo que le permite ponerlos en el medio digital. Trata de negociar los contratos de sus tiendas en centros comerciales porque asegura que las ventas de esos comercios no dan para pagar la renta.
Berríos vende CD por internet desde 2004, hace pedidos especiales y diversificó su mercancía con 't-shirts e instrumentos musicales. En La Gran Discoteca, además de diversificar la mercancía, tienen una máquina para que el cliente escoja canciones y se le queman en un CD, explicó Ián Fraticelli, comprador de Distribuidora Nacional, empresa propietaria de esas tiendas.
Mientras Sony, igual que otras disqueras, se ha reinventado para hacer conciertos, promoción y otras. “Nos movemos a buscar alternativas para mover el mercado. Estamos bien agresivos en muchos renglones y van a venir muchas maneras de promover la música”, explicó.
Como parte de los cambios, esas compañías han cambiado los contratos de los artistas. Torres explicó que antes las disqueras le prestaban $50,000 o más dinero a los artistas para grabar discos, y cobraban de las ventas del CD. Si se vendían cantidades extraordinarias, el artista ganaba dinero con eso. Desde hace unos años, no prestan dinero y los artistas tienen que costear sus producciones y llevar el trabajo terminado para que se lo promocionen.
Mayor acceso y creatividad
Ese elemento, unido a que muchos artistas tienen sus estudios de grabación, implica presupuestos más bajos para hacer una producción y, por ende, se le paga menos a los músicos que tocan con el artista. También incide en la calidad de la grabación porque para que se escuche como las grandes producciones de antaño cuenta el cuidado que se tiene al grabar, la calidad del equipo que se usa y el cuidado en el trabajo de mezcla de sonidos, al final, entre otros elementos.
Lo bueno de esta revolución digital es que los artistas tienen mayor acceso al público: pueden darse a conocer con sólo una canción, ya no tienen que grabar 10; llegan a todo el mundo; pueden grabar a bajo costo y por sólo $9.99 al año logran que una empresa coloque una de sus canciones en las tiendas virtuales, si paga $39 le ponen un el álbum, explicó Ketsia J. Cardona, artista independiente que comienza su carrera.
“Hay más oportunidad para artistas independientes de poner su música accesible y aunque eso no quiere decir que se vaya a vender, ha abierto puertas a cantautores”, aseguró Cardona.
“Se van a ver muchos autores cantando porque ahí es donde esta el dinero” ya que cobran cada vez que una de sus canciones se venden, afirmó Torres.
“Para mí, musicalmente ha sido un cambio bien bueno porque las compañías disqueras controlaban el presupuesto (de los discos) pero también controlaban el talento y la creatividad, decía qué músicos quería que tocaran, qué tipo de música querían que tocaran. Con este cambio la creatividad ha vuelto a surgir. Vas a ver diferentes músicos cantando que, quizás, de otra forma no se escucharían”, manifestó Torres.
Noticia de Mildred Rivera Marrero, tomada de EL NUEVO DIA del domingo 30 de enero de 2011
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